viernes, 26 de noviembre de 2010

La flora

La Antártida se caracteriza, además de por su configuración helada y por su clima extremo, por la presencia de una clara pobreza biológica. Hay pocas plantas que logren sobrevivir en este continente; no hay árboles y la vegetación se limita a entre unas 300 y 350 especies aproximadamente.

La flora antártica se encuentra influenciada por la adversidad del clima y por los largos periodos de oscuridad que predominan a estas latitudes; estos factores son muy poco favorables para el desarrollo vegetal, por lo que las especies vegetales que han conseguido colonizar el denominado continente helado son, esencialmente, líquenes. De esta manera, los líquenes, constituidos por un hongo y un alga ficobionte, se han convertido en los vegetales mejor adaptados a estas condiciones; el hongo se encarga de mantener la hidratación y el alga de añadir el hidrato de carbono sintetizado que servirá de alimento. Los líquenes son muy diversos: Fruticulosos, Epiféticos, Foliosos, Crustáceos, etc. También es muy diversa su tonalidad, ya que muestran tonos desde amarillentos hasta negruzcos. Además, el liquen es un vegetal intensamente sensible ante la contaminación ambiental por lo que numerosos biólogos lo emplean como claros indicadores de degradación ambiental.

En la Antártida las plantas espermatófitas (o fanerógamas) son mas bien escasas y destacan el pasto antártico, también conocido como Deschampsia Antarctica y el clavelito antártico o Colobathus Quitensis. Éstas se localizan en los dominios más protegidos frente a las inclemencias del clima, esencialmente del viento.

Los hongos también son relativamente abundantes y diversos. Existen unas 75 especies y tienden a desarrollarse durante la breve estación estival; predominan los Basidiomicetes. El musgo, por su parte, junto con las hepáticas, conforman el grupo de las briofitas; éstas colonizan gran parte de las islas antárticas formando una cubierta típica de césped sobre las suaves llanuras litorales o sobre los montículos más elevados.

Las diversas especies se dispersan desde las cercanías al Polo Sur (en los picos sin hielo, más conocidos como nunataks) hasta las islas subantárticas. En el dominio oceánico antártico que enmarca al continente, aparece una alta diversidad de algas marinas aunque también existen algas terrestres, tales como la Prasolia Crispa o las comúnmente conocidas como Algas de las Nieves.

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